Dirigida por la segunda generación de una familia comprometida con la armonía entre el ser humano y la tierra, el legado de sostenibilidad y amor por la naturaleza se entrelaza en cada rincón del Establecimiento San Rafael. Ubicada en el corazón de Colonia Amadeo, bajo la jurisdicción de Margarita Belén en la provincia del Chaco, Argentina, esta joya de 430 hectáreas emerge como un testimonio vivo de la pasión por la producción agropecuaria sostenible y la pérdida de la rica biodiversidad.

La historia de San Rafael se teje con los hilos de un compromiso inquebrantable: conservar y enaltecer la flora y la fauna que han llamado hogar a este rincón de la tierra durante generaciones. La familia, heredera de un profundo respeto por la naturaleza, ha transformado el establecimiento en una Reserva Natural Privada, un santuario donde la vida en todas sus formas florece en un delicado equilibrio.

Cada sendero trazado a través de la reserva cuenta la historia de la tierra, una historia que se fusiona con la de aquellos que la cuidan con dedicación. En cada producción sostenible y en cada práctica de manejo agropecuario se encuentra la impronta de la pasión por preservar el entorno natural. San Rafael se convierte en un refugio para la biodiversidad, un crisol donde las especies autóctonas encuentran un hogar seguro y donde los ecosistemas florecen en su máxima expresión.

Pero la misión de San Rafael trasciende los límites de su tierra. La familia no solo cosecha los frutos de su labor y conservación, sino que también cultiva experiencias transformadoras. Abren sus puertas al turismo rural, permitiendo que las personas de todos los horizontes se sumerjan en la naturaleza en su forma más pura. Aquí, el ajetreo de la vida moderna se disipa ante la majestuosidad de los paisajes y la calma del entorno natural. Los visitantes no son solo testigos de la belleza que rodea a San Rafael, sino que también se transformarán en guardianes de su legado, llevando consigo un pedazo de ese compromiso hacia la sostenibilidad y la coexistencia armoniosa.

En última instancia, Establecimiento San Rafael es más que un lugar; es un testimonio vivo de cómo las raíces profundas de la tradición pueden nutrir y enriquecer el futuro. La segunda generación familiar, con su dedicación a la producción agropecuaria sostenible y su amor por la naturaleza, ha tejido un tapiz en el que cada hilo representa un paso hacia un mundo donde la humanidad y la tierra caminan juntas en armonía.